jueves, noviembre 30, 2006

Viva Fidel Castro, lo digo una y otra vez

El prominente escritor, teatrista y luchador español Alfonso Sastre evoca un poema dedicado al líder revolucionario y habla sobre la dialéctica entre cultura y libertad
PEDRO DE LA HOZpedro.hg@granma.cip.cu
Poco después del triunfo revolucionario de enero de 1959, Alfonso Sastre escribió y publicó un poema titulado Viva Fidel Castro. Fue una osadía y una profesión de fe. Sastre, español, vivía los oscuros momentos de la dictadura franquista. Ya era una de las personalidades de mayor influjo en la escena teatral de su país, con obras como Escuadra hacia la muerte (1953), prohibida tras su tercera representación, Guillermo Tell tiene los ojos tristes (1955) y La cornada (1959). Y al mismo tiempo, era conocida su inclaudicable opción contra la tiranía y a favor de un radical cambio social.
Al cabo del tiempo, Sastre evoca en La Habana, donde participa en el coloquio Memoria y Futuro: Cuba y Fidel, aquel poema y afirma no solo que no le quitaría una coma, sino que si fuera preciso lo volvería a escribir. "Fidel Castro, no te dejes / matar. / Vive por nosotros, crece, aumenta, / sé fuerte y no te dejes / matar. / Te amamos desde Sierra Maestra / porque eres un bravo personaje de nuestros / viejos sueños de aventuras. / Pero ahora, después de tu ascensión, Fidel, / ya no es solo quererte, es / contar contigo y tu justicia/ para el triunfo de la Revolución que deseamos¼ "
"En ese momento —confiesa— sentí necesidad de expresar lo que sentía. Hoy, al recordar esas líneas, me doy cuenta de que ese ha sido y es mi testimonio de lealtad indestructible e incombustible hacia un líder y su pueblo."
Entre los tantos temas relacionados con la Revolución cubana que atraen al maestro Alfonso, se halla la manera en que ha llevado a la práctica el apotegma martiano: Ser cultos es el único modo de ser libres.
"Siempre me pregunté —explica— si la conquista de la libertad era una premisa para desarrollar a plenitud la cultura, o si el desarrollo de la cultura era una premisa para la libertad. Sabiendo, claro está, que en el capitalismo son imposibles la verdadera libertad y la auténtica cultura. Pues bien, al ver lo que ha hecho Cuba, en medio de dificultades y tropiezos, es una muestra bien elocuente de que lo que planteó Martí y Fidel ha llevado a vías de hecho consiste en una articulación dialéctica de ambos conceptos, una construcción que funciona en estrecha conjunción.
"De modo —concluye Sastre— que no existe tal paradoja, como tampoco aquella en la que parecían irreconciliables las tareas inmediatas de la actividad revolucionaria, incluyendo la toma de las armas para liberar un país y luego defenderlo, con la creación intelectual. Cuba, con Fidel al frente, nos ha demostrado que los hombres y las mujeres que trabajamos con el pensamiento y la imaginación, somos útiles y necesarios."
La celebridad de la labor dramatúrgica de Sastre se halla confirmada por sus actos. En 1961 creó el Grupo de Teatro Realista, modelo del teatro de urgencia que preconiza. Durante los últimos años se ha representado en España La gitana Celestina (1985), La taberna fantástica (1985), Historia de una muñeca abandonada (1989), Los últimos días de Emmanuel Kant (1990), Los hombres y sus sombras (1991), El viaje infinito de Sancho Panza (1992), ¿Dónde estás, Ulalume, dónde estás?(1994) o Los dioses y los cuernos (1995). Sobresale, asimismo, su obra narrativa, en la que figuran libros como Necrópolis (1994) e Historias de California (en lengua gallega, 1995); entre sus últimos libros de poesía, Vida del hombre invisible contada por él mismo (1995) y El evangelio de Drácula (1997).
En tiempos recientes, Sastre, fiel a sus principios, ha reflexionado sobre las realidades y perspectivas del mundo actual. Una de esas lúcidas producciones ensayísticas, De la postmodernidad a la neohistoria, causó en los círculos intelectuales y políticos españoles particular revuelo por sus planteamientos incisivos.
"Definitivamente —afirma—, estamos entrando en un nuevo capítulo de la Historia, en el que muchos se están dando cuenta de que la Utopía no solo es una idea recuperable, sino alcanzable, aunque por determinada circunstancia y en ciertos espacios parezca imposibilitada. Cuando la gente comienza a pensar que de veras otro mundo es posible, termina por llevar a la práctica esa misma posibilidad."
Y con una sonrisa remata:
"Aquí mismo, en estos días, yo que voy cumpliendo 80 años como Fidel, ese otro mundo posible se nos asoma."