lunes, enero 22, 2007

El Fidel que creo conocer (I)

Hola, seguidores de mi blog fidelista, hoy les traigo las palabras que expresa Gabriel garcia Márquez acerca del Comandante, espero disfruten de ellas y que asi conozcan un poco mas del grandiosa personalidad que es Fidel Castro.
Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de trasmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver.
• Su devoción por la palabra.
• Su poder de seducción.
• Va a buscar los problemas donde estén.
• Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo.
• Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos.
• Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo.
• Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico.
• Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente.
• Paciencia invencible.
• Disciplina férrea.
• La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos.
• Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar. Fatigado de conversar, descansa conversando.
• Escribe bien y le gusta hacerlo.
• El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo.
• La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo.
• Es el antidogmático por excelencia.
• José Martí es su autor de cabecera y ha tenido el talento de incorporar su ideario al torrente sanguíneo de una revolución marxista.
• La esencia de su propio pensamiento podría estar en la certidumbre de que hacer trabajo de masas es fundamentalmente ocuparse de los individuos. Esto podría explicar su confianza absoluta en el contacto directo.
• Tiene un idioma para cada ocasión y un modo distinto de persuasión según los distintos interlocutores. Sabe situarse en el nivel de cada uno y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio.
• Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar.
• Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria.
• Nadie puede ser más obsesivo que él cuando se ha propuesto llegar a fondo a cualquier cosa.
• No hay un proyecto colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad. Nunca como entonces parece de mejor talante, de mejor humor. Alguien que cree conocerlo bien le dijo: Las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante.
• Las reiteraciones son uno de sus modos de trabajar. Ej.: El tema de la deuda externa de América Latina, había aparecido por primera vez en sus conversaciones desde hacía unos dos años, y había ido evolucionando, ramificándose, profundizándose. Lo primero que dijo, como una simple conclusión aritmética , era que la deuda era impagable. D espués aparecieron los hallazgos escalonados: las repercusiones de la deuda en la economía de los países, su impacto político y social, su influencia decisiva en las relaciones internacionales, su importancia providencial para una política unitaria de América Latina... hasta lograr una visión totalizadora, la que expuso en una reunión internacional convocada al efecto y que el tiempo se ha encargado de demostrar.
• Su más rara virtud de político es esa facultad de vislumbrar la evolución de un hecho hasta sus consecuencias remotas...pero esa facultad no la ejerce por iluminación, sino como resultado de un raciocinio arduo y tenaz.